viernes, 28 de marzo de 2008

La liebre y la tortuga

El domingo de Pascua estábamos en la quinta con Juan Cruz (obviamente), mi mamá, Joaquín (el marido de mi mamá), Julio (el papá de Juan Cruz) y Julio (el abuelo de Juan Cruz). Tipo 4 de la tarde llegó mi hermano con una bolsa enorme. Sacó un huevo mediano para Juancho y uno grandote para mí. Todavía quedaba otro igual al mío adentro de la bolsa.

Mi hermano: - Esto lo mandó papá (NdR: mi papá)

Acá la cara de mi vieja se tranfiguró. Juancho preguntaba por qué Mariano y yo teníamos huevos más grandes. Yo contesté como si tuviera 5 años (y como si no fuese la mamá de JC, sino una amiga "peliadora").

Yo: - Porque es MI papá. A vos tus papás esta mañana te regalaron un huevo así de grande.

Parece que el shock por el regalo de mi viejo siguió porque pasado un buen rato todavía mi vieja seguía hablando de esos huevos de chocolate.

... la segunda parte continúa en el blog de Juan Cruz.

4 comentarios:

Hada de Luna ♥ dijo...

PRI?? está muy bien, porque no estbas respondiendo como madre, sino como hija jajaja.

Que escena tan tierna!!! y la sopresa de tu madre jaja, "todo cambia", es loca la vida y màs las personas, no?

Un besote gigante!!! y muchas estellitas

Eric dijo...

Aha !!!, mirá vos que juguetona !!!:P

Anónimo dijo...

jjajajaja Creo que esas cosas nunca se pierden, nada mas que las guardamos para que no sepan que el niño/a siempre esta dentro nuestro y a veces nos gana.

Lolix dijo...

SIL: claro que PRI. Lo de mi vieja es tema aparte... jijiji. Y yo funcionando como hija con Juancho... también!!!!!!! BESOTES.

ERIC: mucho, mucho.

CABEZA: a mí me gana seguido...