Originalmente este post se llama Primera vez. Yo se lo afané a
LadyVAG, que a su vez parece que lo sustrajo del blog de
Pau (NSVSY). Es evidente que la actualización se impone después de más de una semana. Pero la creatividad no abunda en mi cerebro quemado.
Entonces, para qué decir más. Empecemos:
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La primera vez que escuché Cada vez que respiras tenía 13 años y estaba en la casa de mi amigo Sergio (que todavía sigue siendo mi amigo, aunque se haya recibido de arquitecto).
La primera vez que escuché Lucía creo que tenía 15 y estaba en Mar de Ajó. Era un casette que todo el tiempo escuchaba Darío, un noviecito que tuve a los 15 y después a los 19 y 20.
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La primera vez que me gustó un chico tenía 5 años y se llamaba Guillermo. Estábamos en pre-escolar y me acuerdo que una vez, por sentarme al lado de él en la merienda, mi amiga Vanesa (a quien todavía veo de vez en cuando) se enojó y nos peleamos y nos tiramos de los pelos. Ella quería que yo me quedara en la mesa con las nenas pero yo, con tal de sentarme al lado de Guille, me fui a la mesa con los varones.
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La primera vez que me rompieron el corazón tenía 13 años. Cuando mi abuelo Titi se fue de este mundo.
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La primera vez que mi padre me vio ebria tenía... Nada. Mi viejo nunca me vio ebria, porque jamás me puse en pedo. Tengo como un instinto de preservación o inhibición, que cuando tomo... me quedo dormida. Esté donde esté.
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La primera vez que escribí un poema fue a los 8 años y fue para mi seño de 3º grado, Liliana Heredia (a la que también cada tanto veo, ahora hace unos 4 años que no nos vemos).
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La primera vez que me enamoré, fue amor a primera vista y de un uruguayo. Yo fui muy enamoradiza... así que acá no estoy segura de si esa fue la primera vez. También me enamoré en jardín de infantes (ya lo dije), en 5º grado (de Gonzalo G... con quien me di el primer beso), a los 11 años de mi vecino Gabriel P. Pero a los 13 fue la primera vez que lloré, que escribí miles de cartas, que esperaba ansiosa las respuestas, que me peleé con mi vieja por ese chico (claro, tenía 18 y les daba un poco de miedo que la nena...).
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La primera vez que comí alcaucil me encantó. Mi abuela Armi me lo preparaba con aceite y sal y yo iba sacando las hojas hasta llegar al corazón, que es la parte más rica, obvio.
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La primera vez que me agarré a trompadas fue en 5º grado con una chica que se llamaba Gabriela Fernández (a esta no la sigo viendo, más vale). Yo era nueva en ese colegio y medio como que ella me cargaba por eso. Un día me hinchó tanto, que en el recreo la agarré del poncho y la empujé contra la pared. Ahí me di cuenta de que la chica me sacaba una cabeza de altura, así que antes de que reaccionara, le di una piña.
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La primera vez que confesé mis sentimientos fue en jardín de infantes, a Guille.
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La primera vez que me vino, me sentí rara. Decían que estaba buenísimo porque era mujer. Pero yo no entendía qué tenía de bueno andar perdiendo sangre con una cosa de lo más incómoda metida ahí.
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La primera vez que tuve un mail era: no me acuerdo. Casi seguro que loli989@hotmail.com. Pero creo que por trabajo tuve otro que era nosecuanto@fsoc.uba.ar. En 1997 o por ahí.
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La primera vez que me "intoxiqué" tenía 4 años y fue con una tableta de aspirinetas. Mi papá amenazó con el lavaje de estómago y yo lloraba como loca. Abrió la canilla de la bañadera y me quiso meter la cabeza ahí... pero creo que todo fue teatro.
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La primera vez que pregunté y me respondieron: sí, estoy casado, dije: me lo hubieras dicho antes. Sí, eso me pasa por no preguntar a tiempo. Otra vez pregunté... "¿Cuántas historias tenés además de la nuestra en este momento?" y me respondieron: "sacando esta, tres o cuatro". A todo esto, yo ya llevaba como 2 meses o más con esa persona.
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La primera vez que hice Body Pump fue NUNCA.
PD: actualicé
el blog de Juan Cruz también.
El domingo de Pascua estábamos en la quinta con Juan Cruz (obviamente), mi mamá, Joaquín (el marido de mi mamá), Julio (el papá de Juan Cruz) y Julio (el abuelo de Juan Cruz). Tipo 4 de la tarde llegó mi hermano con una bolsa enorme. Sacó un huevo mediano para Juancho y uno grandote para mí. Todavía quedaba otro igual al mío adentro de la bolsa.
